domingo, 27 de octubre de 2013

A Dante. Toma dos.

Me hiciste tuya cada madrugada, siempre a las tres a eme.
Cobijaste con mi cuerpo tu soledad y escondiste tus miedos bajo mis ojos.
No se por qué te lo permití…
Si, si sé, era el único modo de que te quedaras y jugué tu juego, con tus reglas…
No me arrepiento, también lo disfrute.
Hoy, tome mi ropa del armario y llene mi maleta.
Debo dejar este lugar tan lleno de ti, debo buscar un sitio donde no estén tus huellas, ni tus ojos, ni tu rostro en el espejo…
Es hora de encontrarme de nuevo con el destino que me dejó atrás, debo dar vuelta en u y retomar el camino…
Debo volver a mis pasos, sin ti.
Pero dejo escrito, con mis uñas, en tu espalda, que te amo, que estoy condenada a amarte siempre.
Aunque te mueras.
Donde quiera que esté, esperaré que cumplas tu promesa. O la cumpliré yo, no sé.
Aún no termino de irme y ya te estoy extrañando.
Me harás falta. Mucha. Pero no voy a volver.
Por que el destino dice, que no estamos hechos para estar juntos, por que dice, que tú y yo, debemos pagar la cuenta por retorcer el camino.
Por que tú y yo, estamos malditos.
Si pablo, con todo y el corazón maldito, te amo.
Y ya no llames, ni escribas, ni le cuentes a nadie sobre mi, haz de cuenta que morí.
No supliques más al cielo, Dios no te entiende (ni tus gatos).
No mires atrás… ni me recuerdes.
Que, después de todo, el precio de amarte, lo pago con gusto…
El de perderte…
ese… 
ese lo seguiré debiendo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario