domingo, 27 de octubre de 2013

Seis

y si no midiéramos la distancia?
si mintiera sobre ella?
cambiando los kilometros a metros
dónde estaríamos?
más cerca?
más lejos?
y si te mintiera, tendrías el valor de creer en mi
y en mi malicia?
qué cambiarías si pudieras?

hace casi dos años que bukovsky me lo regaló...
aún sigo pensando que cambiando km a metros, estamos mas lejos...
hoy, mas que siempre, odio la distancia...

Pablo.

a Pablo le gusta escribir, escribe de todo, cuentos, historias, dramas, cosas que no entiendo y mentiras, que es lo que mas le gusta...
lo conocí por accidente, por una casualidad, por un amigo que pensó que nos entenderiamos y desde el primer momento en que recibí un mensaje suyo, supe que iba a enamorarme...
no me opuse...
Dante, le dicen algunos...
yo no. yo prefiero decirle pablo o pelonete o skin head o bukovsky...
gracias a él empecé a escribir, más bien, empecé a querer pulir un poco lo que escribía, quería estar a su nivel y ser como él...(y es ahí cuando se aplica la frase esa de que uno debe tener cuidado con lo que desea por que se le puede hacer realidad...)
pasé los años mas chidos de mi, hasta ahí, vida...
pero fueron tambien los años mas dificiles que haya podido vivir...
pasamos de todo, juegos, risas, gritos, groserías, libros, mentiras (que ya dije que le gustan)...
y empezó lo peor...
yo fuí más él y él fue más yo...
aún quiero creer que un día tambien me quizo... 
quiero creerle cuando me lo dice...
ya no lo amo, se acabó, y se lo dije mirandolo a los ojos una noche, sobre su cama...
no me creyó...
pero yo no miento... no en eso...
desde ahí no lo he visto...
el día que nos reencontremos será por una buena razón, será, seguramente, por que estamos cansados de buscar alguien que quiera cargar con nosotros y nuestro pasado, con nuestas verdades, con nuestro puto modo de amar...
y nos quedaremos juntos, al menos, una noche más...
a veces, lo pienso tanto, que me asusta.
me asusta pensar que nos quedaremos amarrados por un odio que fue amor, por esa soledad que nos carcome, por el frio que nos cala los huesos siempre a las tres de la mañana...
me asusta, más que todo, pensar que no merezco nada mejor...

Te.

Tuve un día del carajo y me doy cinco minutos para pensar…
Pienso como me perdía en tu rostro cuando mentías diciendo que me amabas…
Y extraño…
Pienso en aquel adiós callado, en las promesas que, olvidadas, tuve que romper una por una…
Pienso en aquella noche que encontré tras una pantalla, (con los ojos húmedos todavía por que tenia dolido el corazón, con un frío que abrigue cada día a las tres de la mañana) un sujeto que me amarró a su estilo de vida…
Y así lo amé, con sus defectos, con esa barba que no se cuidaba y el cabello que jamás peinó, con esas uñas que siempre se mordía, con esa boca que traía siempre remojada en alcohol, con sus oídos (de los que solo le servía uno), con esos ojos que me tiraban cualquier argumento para discutir…
Vaya que lo amaba!
Pero él no me amó nunca…
Solo mentía.
Mintió aquella noche que lo dijo por primera vez, cuando me besó frente a todos sus amigos, cuando me llamaba en la madrugada pidiendo que fuera por él, cuando se sentía morir y me buscaba afuera de la universidad…
Mintió siempre y le creí…
Le creí aún después de descubrirlo, aún después de que me lo gritó a la cara, después que me hizo mierda el corazón…
Pero no lo hice por que me hubiera convencido, sino por que era lo que me hacía falta…
Necesitaba pensar que me necesitaba, que me extrañaba, que me deseaba…
Y así se me fueron tres años de esta puta vida!
Tres años que fui personaje de sus historias… a veces fui princesa, a veces fui su amante, otras tantas fui la heroína de un mal cuento y al final, fui la bruja que rompió el encanto…
Ya no lo amo, el amor…
El amor apesta…
Ya pasaron mas de cinco minutos y sigo recordando (te), sigo extrañando (te)...

Again

de nuevo estas aquí, agitandome la vida como agitabas tus martinis...
de nuevo, como aquel dia, te me enredas entre los dedos y despues entre las piernas...
de nuevo, con tus palabras, me convences de que te hago falta...
de nuevo, yo, me digo que me harás daño...
de nuevo, me dejo que me hables en el oido, que me obligues a dejar todo...
de nuevo espero esas mentiras...
de nuevo me haces esperarte...
de nuevo me mientes...
de nuevo, en un minuto, rompes todo y me dejas con el te amo entre los labios...
de nuevo tengo el corazón hecho una mierda...
de Nuevo, como tú...

Reencuentro.

Me siento frente a la ventana con mi botella en la mano, le doy un trago y miro hacía afuera…
Hay un pájaro contando sobre el techo vecino y caigo en cuenta que es de día…
Miro a la gente pasando por la calle y me imagino sus vidas intentando olvidar la mía.
Pongo los labios una vez más sobre una boca, que para variar, no me hablará.
Casi esta vacía.
Nunca me he llevado con los vecinos, no soy sociable y soy solo un trozo de algo intentando ser invisible.
Casi lo he logrado.
Me pierdo en mis recuerdos en cuanto escucho “hay amores que resucitan y caminan”…
Quizá por que eso es lo que me dejó con ganas de alcoholizarme y poner la grabadora a todo lo que da…
Ese amor que resucitó.
Fracase una vez más y el volvió para verlo, para reírse y contarme que es feliz… me caga!
Me reflejo en el cristal y me doy cuenta que soy un remedo de la escena más chafa de alguna película de bajo presupuesto… armo con trabajo una sonrisa…
Intento levantarme y las piernas no me responden, es que, se me había olvidado que mi cuerpo me ignora cuando estoy ebria.
Está bien, me quedo un rato más…
No sé cuantas canciones han pasado ya y en realidad no me importa, yo me sé una sola y es la que canto…
El teléfono me mira insistente y decido hacerle caso, lo tomo y marco un numero que me brinca en la memoria..
Hola! Le grito. Estoy ocupado, responde. Cuelgo.
Solo quería decirte que, empiezo a ver que es cierto, que siempre vamos a necesitarnos… carajo! Tenías toda la puta razón!! … le grito a la ventana.
Arranco el cable del aparato y lo aviento lejos, como si eso te lastimara…
Se acabó la botella, la miro y la reviento contra la pared.
No me siento mejor.
Uno a uno me vienen los recuerdos, despacito y con ganas de lastimarme, lo sé.
El primero es de aquel día que me senté frente a ti, me contaste la historia del universo… tres horas escuchándote, un gato que me compraste y una niña que con una sonrisa me unió a ti, el abrazo con que me abrigaste del frió…
Después el beso, el primero, de madrugada y con tequila.
También llega el día de la promesa, el que muera primero, vendrá a decírselo al otro…
Ten miedo de mí, cantaste después.
La tarde aquella que fuiste por mí a la escuela y que mientras caminábamos por la calle propusiste ir a un hotel…
La noche que pasamos en tu casa, el café cuando cumplimos un año, el daño, la disculpa, el olvido, el reencuentro, tu voz en las madrugadas…
Tanto puto recuerdo corriendo frente a mi!
Sí… lo veo…
Me estoy muriendo entre corazones rotos y charcos de olvido…

No.

Sonó el teléfono, dije un “bueno”, lento y torpe…
Era tu voz al otro lado.
Hablabas con ese tono que reconozco, que identificaría aún entre mil gritos, con ese que usabas mientras bien despacio, acababas conmigo…
Hablábamos del pasado, de lo que pudo ser y no fue, de lo que fue y odié, de lo que para ti, nunca pasó.
Después, parecíamos amigos, como si fuesen años de conocernos y como si en realidad, no hubiese habido ese amargo trago.
Incluso me hiciste reír.
Me reí de mí, de lo fácil que es convencerme de traer el pasado de vuelta, de lo sencillo que me resulta creerte cuando dices, que estamos de nuevo en el principio…
Después, inevitablemente, hablamos de ti y de mí (por separado, por que no hay “nosotros”.)
Dijiste que te dolieron mis palabras, que fui cruel.
- no me chingues!. Gritaste.
Yo solo me quedé en silencio.
Era cierto.
El daño que te causé, no era más que poner en práctica una parte de lo que tú me habías enseñado.
- me usaste! Robaste mis palabras, mis dolores, el nombre de níkel, mi miedo a las tres de la mañana…!
- Si. Al menos, serviste para algo, me diste inspiración para escribir, como una maldición,mi mejor historia.
- Me destrozó escuchar tus palabras aquel día. Fue triste ver el dolo de tu intención…
- Si?
- Sí. Date cuenta. Yo nunca he escrito nada que te ofenda, siempre han sido mis palabras dulces, tiernas, cursis si quieres, pero te las regale todas con mi mejor intención, nunca hable mal de ti…
- Yeah. Por que sería el colmo. Nunca te negué nada, siempre te di lo que me pediste, fuera lo que fuera. Camine tras de tus pasos, cuide tu sueño, fui tu sombra, sequé tus lágrimas… y simplemente no puedo decir lo mismo de ti…
Y todo fue verdad. Mis palabras nunca quisieron herirte, pero debías escuchar, igual que tantos “te amo”, que eso, se acabó.
Debiste saber que ella, era lo menos importante, que mi rencor, el que sentí, me lo provocaste tú, nada más…
No te gustó.
Jamás te han gustado las verdades, pero no podía cargar con tus mentiras y las mías, con tus dolores y mis pesares, con tu adiós y mi poca dignidad…
Por eso te lo di todo de vuelta…
Sin decir adiós, colgué.
Supiste, creo que siempre, que así debía ser.
No despedirnos, por que estaremos amarrados aún después de muertos (maldita promesa!).
Solo darnos una pausa, una nueva, larga y quizá, eterna…

Segundo regalo.



Aun aturdido, abres los ojos y miras sin sorpresa las enormes paredes que te encierran.
Da igual.
No te sientes ni menos, ni más solo que afuera.
Te quedas contando los ladrillos que forman tu nueva prisión.
Hasta donde alcanzas a distinguir, cuentas doscientos cuarenta y tres…
Caray! Cada vez son más altas...
Las articulaciones comienzan a dolerte, sobre todo, las muñecas y los tobillos, te miras de reojo. Están sangrando de nuevo, no, es más bien que no han dejado de hacerlo…
Piensas en las cicatrices, no en las físicas, claro, hay heridas peores.
Vuelves a perderte en tus abismos.
Es linda. Realmente linda. Piensas.
Mide uno setenta, tiene el cabello más negro que hayas visto y sus ojos cafés. Tiene la piel muy blanca y los pezones claros, tiene un lunar en la boca y no puede ocultarlo ni con maquillaje, te encanta morderle y decir que es tuyo.
Sus ojos fueron, desde el principio, tu perdición.
Jamás pudiste desconfiar de algo que dijera mirándote fijo.
Esa inocencia que guardaba, ese brillo suave, incluso, alguna vez le dijiste, que se veía más linda cuando lloraba.
Te encantaba, mientras la amabas, meter tus dedos entre sus cabellos, sentir su olor, te gustaba mirar su cara mientras sus gemidos te excitaban, bebías cada una de sus lágrimas nacidas de su orgasmo, te sentías Dios entre sus piernas…
Una mañana, despertaste enredado en su cuerpo y sentiste una tibia humedad en tu mejilla, con pesadez en todo el cuerpo te soltaste de sus amarres y caminaste casi a ciegas hasta el baño.
Prendiste la luz y te miraste al espejo.
Ahogaste un grito que habría aterrorizado a cualquiera.
Abriste los ojos hasta casi expulsarlos de tu rostro, te tallaste la cara una y otra vez, te revisaste el cuerpo a detalle…
Era sangre cubriéndote casi entero y no estabas herido, corriste a la cama más asustado que antes.
La miraste en medio de ese charco oscuro, parecía como si una luz se hubiera prestado a iluminar su pálida piel.
Parecía dormida.
Que coño había pasado?
Miraste su cuerpo intentando encontrar un motivo, un algo, un recuerdo…
Y nada.
Tu mente estaba en blanco.
Estaba de costado, con las rodillas juntas, las piernas dobladas, su brazo derecho cubriendo sus pechos y el izquierdo apenas se asomaba. Jamás habías visto un rojo tan intenso.
Enseguida sentiste nauseas y te tiraste en el piso.
Lo siguiente, fue despertar en aquel hospital, hediondo de antibióticos. Miraste mucha gente alrededor tuyo y por primera vez, sentiste los amarres de metal en tus tobillos y manos.
No entendiste nada, hasta que alguien te explicó.
Nooo! -Gritaste.- yo no le haría daño, no a ella!
Pero era cierto.
Había pruebas. Estabas tan asustado…
Comenzaste a temblar y vomitaste al imaginar la escena.
Perdido en un trance sicótico, tomaste el cuter que había dejado sobre sus planos sin terminar, lo pusiste bajo la almohada sin que lo notara y cuando le hacías el amor, lo sacaste.
Ella te miró con miedo y con una mano sostuviste las suyas arriba, mientras, entre gritos de horror y dolor, le clavabas la hoja de la navaja hasta perforarle el corazón…
Después, sin vida en su cuerpo, le cerraste los ojos y sacaste, primero, la enorme navaja, después, el órgano herido.
La acomodaste con calma, de un modo en que te fuera fácil amarrarte a ella después.
Así despertaste, bañado con su sangre.
Así empezó tu andar por los psiquiátricos, así llegaste a donde estabas.
La policía no dejaba de preguntar algo que solo recordaste al contar los ladrillos de aquella pared.
La respuesta estaba, en esa cajita, aquella que pusiste sobre tu buró antes de acostarte.
Esa tan perfectamente envuelta y adornada.
Esa que casualmente, alguien acababa de dejarte a un lado por que parecía un regalo y tenía tu nombre.
Por que hoy, es tu cumpleaños…
Ahí…
Ahí está su corazón.

Para pablo, en su cumpleaños.
28/08/2005

Dos veinte

hoy quiero hablar de ti, de que me chingaste el alma y te valió madres.
quiero decir que te ame como no había amado nunca y que te fuiste sin decir adios.
que, ahora vienes a contarme que eres muy feliz por que estás enamorado y yo solo quiero que te vayas al infierno...
ya me cansé de ti, de tus cuentos, de tu estupida sonrisa y de tus putas palabras con las que siempre me hiciste caer de nuevo en la misma trampa...
no, no tienes tú toda la culpa, tambien es mía, por haber sido lo sufientemente idiota como para creerte...
ahora, siento este coraje por verte feliz mientras a mi me está jodiendo el olvido.
creo que saberte casi muerto, me hizo ver que no te odio, más bien, te envidio.
a veces, en las madrugadas, cuando extraño tu voz leyendo poemas, me dan ganas de encontrarte y prenderte fuego, con todo y tus cuadernos viejos, con todo y ella...
despues, miro tu foto junto a mi cama, leo aquellas letras que me tatuaste en las muñecas y me doy de topes en la pared...
como me gustaría que te tragara la tierra! digo.
aunque, antes, te agradecería, que me ayudaras a olvidarte...

A Dante. Toma dos.

Me hiciste tuya cada madrugada, siempre a las tres a eme.
Cobijaste con mi cuerpo tu soledad y escondiste tus miedos bajo mis ojos.
No se por qué te lo permití…
Si, si sé, era el único modo de que te quedaras y jugué tu juego, con tus reglas…
No me arrepiento, también lo disfrute.
Hoy, tome mi ropa del armario y llene mi maleta.
Debo dejar este lugar tan lleno de ti, debo buscar un sitio donde no estén tus huellas, ni tus ojos, ni tu rostro en el espejo…
Es hora de encontrarme de nuevo con el destino que me dejó atrás, debo dar vuelta en u y retomar el camino…
Debo volver a mis pasos, sin ti.
Pero dejo escrito, con mis uñas, en tu espalda, que te amo, que estoy condenada a amarte siempre.
Aunque te mueras.
Donde quiera que esté, esperaré que cumplas tu promesa. O la cumpliré yo, no sé.
Aún no termino de irme y ya te estoy extrañando.
Me harás falta. Mucha. Pero no voy a volver.
Por que el destino dice, que no estamos hechos para estar juntos, por que dice, que tú y yo, debemos pagar la cuenta por retorcer el camino.
Por que tú y yo, estamos malditos.
Si pablo, con todo y el corazón maldito, te amo.
Y ya no llames, ni escribas, ni le cuentes a nadie sobre mi, haz de cuenta que morí.
No supliques más al cielo, Dios no te entiende (ni tus gatos).
No mires atrás… ni me recuerdes.
Que, después de todo, el precio de amarte, lo pago con gusto…
El de perderte…
ese… 
ese lo seguiré debiendo…

Dónde estás?

No sé que pensar cuando dices que quieres verme.
Hace ya cuatro años desde que te encontré por primera vez.
Apenas recuerdo que tu amigo Diego nos presentó. Dice, que estaba seguro de que éramos el uno para el otro.
Que somos un par de pendejos.
Yo no puedo negar que si, que pensé que eras esa mitad que uno puede tardar una vida en encontrar, pero, hace cosa de dos años, que sé que no eres mío.
Hablamos no sé cuantas horas por teléfono y después, llamaste en mi cumpleaños.
Nos vimos unos días después, te acuerdas?
Me regalaste un gato y un abrazo.
Yo juré amarte siempre, y (puta suerte!) lo estoy cumpliendo.
Aún en contra mía.
Hoy te encontré por casualidad.
No te negué que te guardo un poco de rencor, cómo?
Si creo que se me nota incluso cuando te miro.
No, tampoco voy a engañarte diciendo que ya pasó, pero mi vida no gira a tu alrededor.
Hace unos días vi a Diego.
Dice que estás loco.
Que la mayor parte del tiempo estas ebrio y dices tonterías.
No sé por que se sorprende, yo te conocí así.
Te acuerdas cuando me contabas de que un día escribirías un libro y serías famoso?
Yo siempre confié en que lo harías, pero hasta hoy, nada.
Me gusta lo que escribes, creo que así me enamoré de ti.
Me enamoré de ese niño que tenía sueños, del que tenía la actitud para enfrentarse a lo que fuera, del que era organillero en el centro histórico, del que me escribió un poema en mi cumpleaños, del que compartió cama y noche conmigo, del que me besaba con la boca remojada en alcohol.
Sí.
Ese era el que yo amaba.
Dónde lo dejaste?
Si ahora yo no veo en ti más que un despojo, una sombra vaga de un borracho, un triste sujeto que llora lo que no tiene, un amargado que se arrodilla por migajas de amor…
Qué te hiciste?
Por que la culpa no es de ella, es tuya.
Por enamorarte. Por enfermarte así. Por no creer en mí.
Ya me cansé de tus pretextos, de tus quejas, de tu historia.
Pero aún me gusta cuando te sientas a la orilla del colchón y escribes con tus dedos, poemas sobre mi espalda que lees después en voz alta…